Holaaaaaaa

Se nos había hecho más tarde de lo que pretendía, al menos había tomado un tiempo para poder escribir un mensaje a Amy y avisar de nuestro retraso sin que se preocuparan. En cuanto me quite a la bibliotecaria de encima me enzarce en una charla en el despacho del directo, alguna que otra vez había estado en ese mismo despacho por meterme en algún que otro problemilla, nada importante realmente pero lo suficiente para tener que ver al director por fechorías de la edad. Ahora venía en otra década diferente con otro objetivo y hasta me hacía gracia. La charla fue bien y no tuve grandes problemas en conseguir lo que quería en esos momentos, finalmente me reuní con mi hermana y las niñas. Ya todo estaba listo y podíamos irnos, tome la escoba y mire de tanto en tanto a mi sobrina que no me quitaba ojo pero se mantenía silenciosa y a mi lado cuando comenzamos a caminar. Así tal y como íbamos me recordaba a mi enana de pequeña a mi lado, siempre deseando ir con mis amigos y conmigo, e enfurruñándose cuando le decía que no. Sonreí nuevamente a mi sobrina y apreté con suavidad su hombro para mostrarle tranquilidad. —Puedes darme la mano si quieres, pitufa. Sabes tú padre debe estar subiéndose por las paredes por lo que estamos tardando. Nos ha costado retenerlo para que no viniera— Sonreí de nuevo pensándolo mejor. —Bueno, mejor dicho les habrá costado retenerlo—Después de todo, mi enana y yo nos habíamos venido y habíamos dejado el problema a los demás.

—Ya no tienes nada de lo que preocuparte, pitufilla—Me agaché un poco para que sólo ella me oyera. —Vas a estar protegida y muy querida por todos. En los que me incluyo.

Después de todo la vida de la pequeña iba a cambiar, para bien sin embargo era un nuevo cambio y todos los cambios por buenos que estos fueran, necesitaban un tiempo para adaptarse, algunas personas más que otras, eso lo había visto e incluso vivido personalmente, no todo el mundo era igual ni reaccionaba igual, por personalidades diferentes o por formar de encajar las cosas sumado a las experiencias que se vivían, eso calaba hondo, pero con tiempo y paciencia todo podía sanar. Y mi sobrina tenía la gran suerte de ser aún una niña, por lo que sanaría en un entorno en dónde la amarían y la protegerían. Me enderece y miré a mi hermana que llevaba cogida de la mano a mi hija, luego volví a mirar a mi sobrina y estuve a punto de romper a reír. “Lo que me voy a reír de mi enana y Alex” No dudaba que fueran a ser buenos padres y afectuosos, pero siendo como eran ambos al tener a una pequeña que por lo que había visto era movida igual, se las iban a ver. “Así aprenderán  ¿No dabas sopa? pues tomar vosotros un tazón enterito jajaja” Estaba seguro que en estos momentos sería cuando mi enana se diera cuenta de cómo había sido de pequeña, por supuesto no mala sólo algo puñetera y toca narices, pero con gran corazón y con una facilidad de quitarte el enfado con una mirada y una sonrisilla inocentona, algo que me parecía que la pitufa tenía. “Van apañados ambos jajaja y encima un yerno lycantropo, es para troncharse”.

Ya en el ministerio mostré mi varita, por supuesto ya me conocían, como también conocían a Alice. Pero era una falta si nos dejaban pasar sin más, puesto que podríamos no ser realmente nosotros, los protocolos estaban para seguirse.

—Pitufa, cuando le hables a tu padre sobre tu novio, por favor hazlo delante de mí—Estaba dispuesto a tomar una fotografía y que quedara enmarcada para la posteridad. Seguramente Amy me haría cortar un poco el royo para que dejara de chinchar. Pero hasta ella debía reconocer que su hermano era un chinchón guasón y de vez en cuando era bueno devolvérsela y teniendo la oportunidad de tocar las narices por no decir otra cosa ¿Por qué no utilizarla? Estaría fuera de mis cabales de no hacerlo. Que fuera el jefe no quería decir que no pudiera divertirme de tanto en tanto sin dejar de lado mis responsabilidades.

Oí el revuelo y las quejas de mi hija. “Mi hija” Era tan extraño, pero me gustaba como sonaba. También me alegraba que ambas niñas se llevaran bien, después de todo eran primas y estarían bastante tiempo juntas. Entonces recordé lo que había oído en la cabeza de la niña y suspire más para mis adentros que para mis afueras, para mi realmente no presentaba ningún problema si era algo que era mejor cuidar, pero no iba a dejar de querer ser su padre por ello.  —Alice, ¿Te has dado cuenta que tienes una mona en la pierna?— Porque la niña se le había enroscado en la pierna y ambas continuaban unidas por una mano, ver caminar a mi hermana de ese modo me hizo reír. Y miré a mi sobrina mientras reía, no quería que tuviera miedo ante la salida de su prima. —No va a pasar nada, precisamente estamos yendo donde nos espera tu papá y la mamá de Nadja, es normal que este asustada, pero todo va a estar bien.  

Miré a mi hija por el follón que empezaba a hacer en medio del pasillo de departamento de medimagia y control del ministerio.  —Nadja pequeña, aquí estáis seguras. Estáis con nosotros y somos familia— Entré en su cabeza de nuevo para salir tan rápido entre. “Sería ideal utilizar eso como tortura en los interrogatorios” Medio sacudí la cabeza. “Menos mal que no lo dije en voz alta, ya estaría recibiendo una mirada de Amy” A decir verdad ya me imaginaba su mirada. ¿Pero sabría ella esto? Porque sólo había una forma de que la niña tuviera esa capacidad. Con el jaleo que estábamos montado hasta seguramente nos oirían antes de llegar a su despacho.